Manual de Oftalmología

21 IV. RETINOPATÍA DIABÉTICA 4.1 Formas clínicas de la retinopatía diabética Los pacientes con diabetes mellitus pueden dividirse en diabetes mellitus dependientes de insulina o tipo I y aquellos con diabetes mellitus no dependientes de insulina o tipo II. La retinopatía diabética ha sido descrita como “una de las mayores tragedias de la oftalmología en las generaciones presentes”. La síntesis de nuevas formas de insulinas ha incrementado la incidencia de oftalmoscopia diabética, término que define las alteraciones oculares que suceden desde la córnea hasta el nervio óptico y retina, incluyendo trastornos de los músculos extraoculares. Cualquier prevalencia de tipo retinopático en la población diabética estará correlacionada con el tiempo de evolución de la diabetes. Esta prevalencia es de 12% en pacientes con diabetes de menos de 10 años de evolución; de 26 a 30% en sujetos con diabetes de 10 a 14 años, de 65% en individuos con diabetes entre 15 a 24 años de duración y 90% en pacientes con más de 25 años de evaluación de esta enfermedad. Después de los 15 años de evolución de la diabetes tipo I y de los 20 años en la diabetes tipo II aparecen las formas más peligrosas y graves de retinopatía diabética proliferativa. 4.1.1 Retinopatía Diabética de fondo de ojo o no proliferativa Los ojos con este trastorno tienen buena agudeza visual y pronóstico favorable. Los hallazgos de la retinopatía diabética de fondo de ojo no proliferativa son los siguientes. Microaneurisma. Son dilataciones puntiformes o saculares de los capilares; los microaneurismas pierden la integridad normal del endotelio vascular y son permeables a líquidos, proteínas, fluoresceína y a otras moléculas. De esto se desprende que los microaneurismas en la retinopatía diabética deben vigilarse estrechamente; su vida media es de meses y no requieren de tratamiento a menos que causen edema macular importante. Hemorragias. Se encuentran dentro de la retina si provienen de microaneurismas o de capilares anormales y se sitúan en el parénquima (capas de la retina); en estos casos las hemorragias adoptan la configuración de una mancha roja puntiforme. Si la hemorragia se originan en los grandes vasos retinianos que son de localización más superficiales en la retina, la configuración será “en flema”. Exudados duros y exudados blandos o algodonosos . También constituyen signos de retinopatía diabética no proliferativa aunque con mucha frecuencia se presentan en formas más graves de retinopatía. Los exudados duros se observan con el oftalmoscopio como manchas amarillas y los exudados blandos como áreas de engrosamiento retiniano hipóxico que toman un aspecto algodonoso. Ambos indican filtración lipoproteica; la retinopatía diabética proliferativa es la causa más frecuente de perdida visual grave en el paciente diabético; sin embargo, el edema macular diabético constituye la causa más frecuente de disminución de la agudeza visual. La historia natural del edema macular diabético comprende la disminución de la agudeza visual con tendencia evidente al deterioro, ya que el edema crónico produce alteraciones estructurales de la retina (quistes maculares).

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